En 1943, tres prisioneros de guerra italianos, Felice Benuzzi, Giovanni Balletto y Vincenzo Barsotti, se fugaron del campamento de prisioneros británico de Nanyuki en Kenia, con un único propósito en mente: escalar el imponente y difícil Monte Kenia de 5199 m. y regresar al campamento de prisioneros, posiblemente sin ser notados.
Felice y sus compañeros prepararon durante meses la huida, construyendo en secreto ingeniosos crampones, piolets y cuerdas con las que encarar la incierta escalada. Desarmados, sin apenas provisiones y sin mapas ni referencias, se adentraron en la selva Africana con sus animales salvajes en busca de la conquista de la montaña de sus sueños.
Evasión en el Monte Kenia no es solo la emocionante historia de una aventura increíble, también es un claro testimonio del espíritu humano en búsqueda de libertad, siempre dispuesto a recuperar su dignidad.
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Felice Benuzzi nació en Viena en 1910, de familia de montañeros Italianos, deportista, amante del Alpinismo y consumado nadador que representó a Italia en varios encuentros internacionales de 1933 a 1935. En 1935 se graduó en la Facultad de Derecho en Roma, Italia.
En 1938 ingresó al Servicio Colonial y comenzó a servir en Etiopia, donde fue capturado y encarcelado en un campo de prisioneros de guerra en Kenia, al pie del Monte Kenia.
Benuzzi logró organizar una fuga del campo de prisioneros con otros dos compañeros para escalar el Monte Kenia, desafiando la selva, el poco e inadecuado equipamiento, el hambre y la altitud de más de 5000 m, con el fin de volver al encarcelamiento en el mismo campo de prisioneros del cual había huido, sin hacerse notar, pero con el premio de haber disfrutado días de completa libertad.
Su objetivo fue exitoso y de nuevo en el campamento de prisioneros inmediatamente empezó a escribir el libro de su aventura “Evasión en el Monte Kenia”… Los trazos de su memoria de las imágenes únicas vividas en la fuga, las convirtió en bellas acuarelas pintadas al regreso en cautiverio.
En 1946 volvió a Italia. Luego se incorporó al servicio diplomático Italiano en el 1948, sirviendo en lugares difíciles, sin dejar de escribir y, mientras viajaba por todo el mundo -esta vez con una máquina fotográfica- escalaba las mayores montañas, produciendo un archivo fotográfico de más de 7000 imágenes que describen las montañas poco exploradas entre los años 1950 y 1988, cuando eran aun poco invadidas por el turismo.
Obtuvo logros en su profesión llegando al cargo de Embajador y como Jefe de la Delegación Italiana para el Tratado Antártico, haciendo que Italia pudiese hacer parte de la Antártida. Fue uno de los iniciales garantes de la asociación internacional en defensa de la montaña llamada Mountain Wilderness. Falleció en 1988 en Roma, Italia.
Su vida fue la de un soñador, viajero y hombre de cultura.